La historia de Vanessa, Capitulo 1
Y llegó el momento…
Hace un tiempo Montse, @lipedemadiary, me comentó si quería compartir mi historia en su blog, y un día por otro, no encontraba el momento de ponerme a escribirla. Pero entonces encontré el momento de sentarme y dejar fluir los recuerdos y plasmarlos en este escrito.
Antes que nada, me presento, soy Vanessa, tengo 41 años, y soy de un pueblo de Barcelona.
Tengo Lipedema desde hace años, pero me diagnosticaron a principios del año 2019 que fue cuando le puse nombre a tanto tiempo de complejos y sufrimiento.
Pero empezaré por el principio… con 20 años mis reglas empezaron a ser muy dolorosas y abundantes y tras visitar al ginecólogo empecé a tomar pastillas anticonceptivas por prescripción médica… ahí seguramente empezó la transformación de mi cuerpo.
Aquí podéis ver cómo era antes de ese momento con unos 18 años (Foto abajo izquierda) y tras unos años tomando la píldora (abajo derecha).
Posteriormente pasé por períodos de engordar y adelgazar, probé muchas dietas, algunas de ellas me perjudicaron más que me beneficiaron, pero siempre que visitaba algún médico por el motivo que fuese siempre se resumía en que debía perder peso. A veces conseguía el propósito, pero mis piernas no respondían igual que el resto del cuerpo, y no sabía el motivo.
Aquí, aunque lo desconocía ya tenía Lipedema… sin diagnosticar…pero lo padecía…y no es que no lo notase… que si tenía molestias… pero se soportaban. Antes de quedarme embarazada me propuse un cambio de hábitos, sobre todo en la alimentación y en el deporte, me apunté al gimnasio y empecé a correr. Perdí mucho peso, pero mis piernas seguían teniendo el mismo aspecto y pesadez que antes. Llegué incluso a acabar una media maratón (21 kms y 97 metros) todo un logro para alguien que nunca había corrido ni un triste kilómetro.
Entonces en 2013 decidí ser mamá, de un pequeño llamado Asier, y aunque ha sido una de las mejores cosas que me han pasado en la vida, mi cuerpo se descontroló del todo y el Lipedema brotó en su máximo esplendor y eso que había llegado a ese momento en el mejor estado de forma que jamás había tenido. Posteriormente, en 2016 tuve otro embarazo, que no llego a término por un aborto espontaneo. Finalmente, en 2017 tuve mi tercer embarazo, del que nació mi hijo pequeño, Aritz. Tras estos embarazos llegué a un peso descontrolado, el más alto que tuve nunca, y que al dar a luz no conseguía bajar de ninguna forma. Entonces entré en un círculo vicioso del que no sabía cómo salir. Intentaba controlar la alimentación, pero no bajaba peso; si intentaba hacer ejercicio, me dolía hasta el alma con una simple caminata. Llegó un momento en el que solamente el hecho de aguantar toda la noche trabajando era un suplicio, y buscaba cualquier momento de pausa en el trabajo para levantar mis piernas en alto y por lo menos calmar algo la pesadez.
Otro tema que me gustaría comentar y que bien merecería un capítulo exclusivo son los complejos e inseguridades que a nivel de imagen nos llega a acarrear el Lipedema. Pues, aunque soy una persona que no suele expresar sus sentimientos, me he sentido mal por comentarios que han podido llegar a hacerme, tanto referentes a mi persona, como hablando de otras personas con sobrepeso. Esos comentarios, mi reflejo en el espejo y mi poca seguridad fueron minando mi propia autoestima, hasta el punto de no utilizar cierto tipo de ropa (como vestidos, faldas o pantalones cortos); no ir a ciertos sitios sola o en compañía (playa, piscinas públicas, gimnasios…); intentaba no hacerme fotos, y si salía que fuese de cintura para arriba; e incluso no ir de compras por evitar la frustración de no encontrar una talla donde me sintiese a gusto y cómoda. Si alguna vez me he puesto algo de ropa más corta ha sido porque estaba en un sitio donde pensaba que nadie me conocía, pero siempre iba sufriendo y pensando en el qué dirán o si me estaban mirando, realmente no disfrutaba llevarla.
Bueno como os iba diciendo, con los años y tras los embarazos se fue descontrolado, hasta que un día allá por el mes de marzo del año 2019, fui a ver a la Cirujana Vascular porque ya eran insoportables tanto el dolor, como la pesadez y los continuos moratones que me salían sin motivo aparente. Yo pensaba que era un problema circulatorio básicamente ocasionado por las varices, que sí que tenía, pero además de ese problema que me operaron a posteriori, salí de allí con otro diagnóstico que además de inesperado sonaba para mí a chino… tenía Lipedema. Era la primera vez que escuchaba esa palabra. Allí me lo diagnosticó, sin muchas más explicaciones, solamente me comentó que era algo crónico y que por mucho deporte o dieta que hiciese no me iba a desaparecer. Lo que si me hizo fue recetarme las medias de tejido circular para las varices, al menos un comienzo, y ponerme en lista de espera para la operación de varices.
Salí de aquella consulta en shock. Parecía que lo que acababa de oír no fuese conmigo. Pasaron unos meses primero de negación… pues no quería aceptar que estaba enferma y menos con algo que no tenía solución. Ni siquiera me nombró algo que pudiese paliar o mejorar los síntomas. Tras un período de aceptación me puse a indagar por Internet y Redes Sociales, básicamente Instagram. Primero me encontré con Gladys Seara, que también tiene Lipedema y un perfil especialmente dedicado a Lipedema, @gladys.lipedema. En ella pude reconocerme, la veía a ella y me parecía que eran mis piernas, con sus diferencias, pero con muchas similitudes.
Entonces empecé a ver sus fotos y los comentarios de otras chicas que con la misma patología le escribían en sus fotos. Así encontré a Montse, @lipedemadiary, una de mis más bonitas casualidades, porque además de su Instagram tenía un Blog, éste donde ahora me estáis leyendo, que en aquel momento fue para mí como encontrar un oasis en un desierto de Ignorancia.
La leí y releí, como si hubiese encontrado la Enciclopedia del Lipedema, pues sus vivencias, aunque eran suyas, me abrieron un mundo de conocimientos y experiencia que nadie hasta aquel momento me había explicado. También le contacté por DM en Instagram, y la bombardeé a preguntas. Siempre fuiste tan amable conmigo, Montse, por eso siempre te estaré muy agradecida. Me hiciste sentir que no era un bicho raro, que no estaba sola, que lo que había sentido desde tanto tiempo atrás tenía una explicación, y podía tratarse, y aunque no tiene cura, si podría mejorar.
Desde entonces hemos hablado en infinidad de ocasiones, tanto por Instagram, WhatsApp y en persona. Tenía muchas ganas de conocerte, y la primera vez que nos vimos fue a principios de mayo de este año 2021 en @Salutisport, con Reme y Nadine, el centro de fisioterapia donde coincidimos en nuestra rehabilitación tras operarte tú de brazos y yo en el preoperatorio de piernas y brazos. Me sentí como aquellos adolescentes emocionados que ven por primera vez a si ídolo, tuve un mar de sensaciones, pero me ganó la vergüenza, pues sino allí mismo y pese a estar tú con los brazos vendados y yo con el Sr. Godoy puesto, te hubiese dado un abrazo de esos apretaos. Pero bueno… que me adelanto…antes pasaron otras cosas.
Fue un alivio encontrarte, por primera vez desde el diagnostico tuve esperanzas de qué sí había algo que hacer… y entonces cuando me estaba informando y viendo las diferentes opciones de tratamiento, llegó el maldito COVID.
Hasta ahora no lo había comentado, pero soy enfermera, trabajo en turno de noche desde el año 2009 y la planta de Medicina Interna donde trabajo se convirtió en planta COVID. Eso hizo que todos mis planes, y los de cualquiera en ese momento en la faz de la Tierra, se quedasen en stand-by. Fue un tiempo difícil, pues nos hizo cambiar mucho la forma de trabajar, de comunicarnos, de relacionarnos y eso afectó a todos los niveles, tanto físico como mental.
A finales del verano del 2020 me volvió a visitar cirugía vascular. Al llegar a la consulta ya no estaba la doctora que me diagnosticó, había un doctor. Esta vez era para volver a valorar el tema de las varices, pues durante el COVID había cambiado el equipo de cirujanos vasculares. Allí me hicieron una ecografía que confirmó el diagnostico de varices, pero en la misma visita, aunque le nombré el Lipedema y me lo confirmó, no le dio mucha importancia, o esa sensación me dio a mí. También le pregunté por las medias de tejido plano, que había leído que podían ayudar, pero no me las quiso recetar por un tema burocrático. Lo que si me programaron la operación, que al final pudieron realizármela a finales del mismo año.
Al salir sin la receta, me puse a buscar otro cirujano vascular para comentarle el tema de las medias de tejido plano, no me conformé con la primera negativa. Tras dar muchas vueltas conseguí que me derivasen al Hospital de Mataró, donde el Dr. Carreño si consideró oportuno recetarme las medias de tejido plano.
Antes de la operación de varices me decidí a indagar las diferentes opciones de tratamiento para Lipedema, visité a dos cirujanos plásticos, que me confirmaron el diagnóstico, me hicieron presupuesto y me explicaron en qué consistía la operación de Lipedema. Uno de ellos me aconsejó además de las medias de tejido plano, ponerme en manos de una nutricionista, y bajar de peso, para él primordial, antes de que llegase a decidir operarme. Éste me aconsejó a Tamara, @fagocitando_adipocitos en Instagram.
Al salir de su consulta, no quise esperar más, y busqué a Tamara en Instagram. Le envié un mensaje y poco después descubrí que había encontrado otra bonita casualidad por el Lipedema, pues después de más de un año en sus manos, además de mi nutricionista se ha convertido en un gran apoyo. Tamara se merecería también un capítulo extra para ella solita, pues me ha acompañado desde el momento en el que decidí plantarle cara al Lipedema, y me sigue acompañando. Aún recuerdo la primera visita en Cervelló, y su ejemplo de las tres patas de la silla para mantener estable al Lipedema: Alimentación, Compresión y Ejercicio.
Además, valoré también el tratamiento con Lipomesoplastia con el Dr. Simarro, pero no me acabó de convencer, aunque sé que a muchas chicas les ha funcionado, no me decidí a hacerlo.
Así que llegó el final del maldito año 2020 que tanto cambió nuestras vidas y pese a que un año horrible acababa en el mismo momento había comenzado mi batalla personal para poner a raya al Lipedema, pues estaba cambiando mis hábitos alimenticios y había conseguido la ansiada receta de las medias de tejido plano.
El mes de diciembre fue el inicio de una bonita relación de amor/odio con mis medias de compresión.
En el próximo capítulo os contaré como decidí el cirujano donde operarme, como fue la Odisea hasta que llegó mi intervención, y la experiencia de mi operación.