Mitos y verdades sobre el lipedema en la sanidad publica
¿Sabías que no existe una prescripción específica para el lipedema en la mayoría de los sistemas de salud?
En ésta última publicación, trato de desentrañar los mitos y verdades en 6 puntos clave: diagnóstico, tratamiento, cirugía, bajas, medicamentos y prendas compresivas. 💡
Sois muchas de vosotras las que me preguntáis sobre la seguridad social y tratamiento, así que decidí diseñar esta publicación para vosotras.
DIAGNOSTICO:
Por lo general, debemos acudir primero al médico de cabecera o de familia, quien nos derivará al especialista. Este especialista suele ser el médico vascular, pero en muchas ocasiones nos descarta y no nos trata si no tenemos patologías venosas. Nuestra afección, en realidad, está relacionada con la acumulación de “grasa” y lo menciono entre comillas porque aún no existen estudios que puedan identificar su origen. Actualmente, el médico rehabilitador y el cirujano plástico también pueden tratarnos y recetarnos medias de compresión de tejido plano, ya que son especialistas, pero sus acciones están sujetas a las normativas y presupuestos de cada comunidad autónoma.
TRATAMIENTO
Desafortunadamente, aún no existe un protocolo médico establecido que seguir. Sin embargo, en algunos hospitales públicos y privados se están creando unidades de lipedema debido a la similitud en algunos tratamientos con las unidades de linfedema. Una vez, mientras colaboraba con aprendices de Manutech, me contaron que en la sanidad pública de algunos pueblos de Cataluña estaban utilizando una máquina similar para tratar a sus pacientes.
Algunos hospitales también han brindado ayuda en los postoperatorios, aunque suelen ser de lugares pequeños.
La realidad es que muchas personas están afectadas por esta condición, hay escasos estudios y limitado presupuesto disponible. Además de hablar de una “enfermedad de género”. Sin embargo, debemos seguir luchando y la mejor forma de hacerlo es unirse y colaborar con asociaciones para lograr tratamientos efectivos para todas las afectadas desde el inicio de la enfermedad.
CIRUGÍA
Aunque se conocen algunos casos de cirugía, se podría decir que se tratan de casos aislados. Casos de pacientes en estadios avanzados o que presentan complicaciones como lipolinfedema u otras patologías que resulten invalidantes.
Se pueden contar con los dedos de una mano los cirujanos que realizan este tipo de procedimientos, sin mencionar las largas y prácticamente interminables listas de espera que estas pacientes deben soportar, junto con la falta de preaviso.
Personalmente, conozco solo dos casos entre los cientos, o incluso miles, de personas que hemos pasado por el sistema de atención pública. La sanidad tiene limitaciones presupuestarias, y esto es una de las razones por las que se generan dudas, pero sin duda, vale la pena luchar por mejorar la situación.
BAJAS
El tema de las bajas laborales genera mucha controversia, principalmente porque no existe una categoría específica como “baja por cirugía de lipedema”. Esto lleva a que algunos profesionales que carecen de empatía puedan malinterpretar nuestras cirugías como procedimientos estéticos.
Para algunos de ellos, a menos que estemos al borde de la muerte, no consideran que tengamos un motivo suficiente para someternos a una cirugía. Es evidente que después de una cirugía de lipedema no estamos en condiciones de trabajar, ya que nos sentimos como si nos hubiera atropellado un camión. Nuestro cuerpo necesita tiempo para recuperarse de los traumas internos que conlleva la cirugía. Además, experimentamos cambios hormonales que afectan de diferentes maneras a cada persona, lo que puede significar una recuperación más rápida o lenta.
MEDICAMENTOS
No existen medicamentos específicos para el lipedema, aunque algunos médicos intentarán ofrecernos soluciones milagrosas, como diuréticos (afirmando que esto resolverá la retención de líquidos) o tratamientos para perder peso, incluso si no tenemos un exceso de peso significativo.
En cuanto a los medicamentos necesarios para las cirugías, deberían proporcionarlos, ya que son parte esencial de nuestro proceso de recuperación tras haber enfrentado la cirugía, ya sea mediante un tratamiento privado o a través del sistema de salud público. Sin embargo, es importante mantener un diálogo respetuoso con nuestros médicos en lugar de exigir, ya que ir de buenas suele ser más efectivo. Recordemos que con una actitud positiva y empática, generalmente logramos resultados más favorables y una mejor atención médica.
PRENDAS COMPRESIVAS
Basándome en la primera diapositiva, al igual que el diagnóstico, la prescripción de prendas de compresión también resulta poco clara. Esto varía según la comunidad autónoma o el lugar de residencia, el presupuesto disponible en el centro de salud donde nos estén tratando e incluso el conocimiento del profesional.
En la actualidad, no existe una prescripción específica para el lipedema, por lo que generalmente se prescribirá la receta (o el nombre que reciba) para tratar el linfedema.
En éste blog, puedes encontrar los códigos válidos en la actualidad, que permiten la adquisición de estas prendas cada seis meses o según la evaluación del profesional de la salud que nos trate.
Las opciones de estas prendas son diversas, incluyendo modelos circulares o planos, medidas personalizadas, con características adicionales, posibilidad de dividirlas en partes, entre otras.
Varios tipos de profesionales médicos tienen la autoridad para prescribir estas prendas, como médicos vasculares, cirujanos plásticos, médicos rehabilitadores y cirujanos generales.
Estoy segura de que se me queda mucha info ℹ️ en el tintero, así que dejaremos la zona de comentarios 📝para que podamos seguir hablando, creando preguntas y respuestas con el fin de crear futuras publicaciones ¿os parece? 🤗
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