El Diario de Rebeca, Capítulo 6: ¿Ha merecido la pena?
Capítulo 6: ¿Ha merecido la pena?
Nadie me habló de lo desagradable que sería estar todo el día con las medias empapadas porque ni las gasas, ni las compresas, ni las vendas absorben todo el líquido que va saliendo de tu cuerpo, ni de lo engorroso de andar arrastrando los drenajes (a los que cariñosamente he apodado “Tobis”) por no hablar de la primera visita al cirujano, que se encarga de drenarte bien, apretando, y entre pucheros piensas en lo bien que vendría un poquito de anestesia.
Nadie me dijo que miraría con recelo el momento de las curas o más bien el momento de retirar el esparadrapo de una piel que no soportaba ni un estirón más. ¿Y qué contaros de las medias? Creo que la única vez que he llorado fue en el “momento medias”.
El miedo al quirófano es un miedo normal, pero cuando después de la primera intervención mi hijo me dijo: “mamá me alegro de que no hayas muerto en quirófano”, reflexioné: ¿merece la pena? ¿y si después de todo esto sigo sintiendo dolores? ¿y si estéticamente no se me nota nada de nada? ¿y si hay algún problema y realmente me quedo en esa mesa de intervención?
Dudas y más dudas, y todo eso a 12.000 kilómetros de mi casa.
Tal vez sí me había vuelto loca (como me han dicho algunos) y había sido una inconsciencia.
Hoy, a un mes y pico de la intervención, me miro en el espejo y veo que no, no ha merecido la pena. Ha merecido la alegría. Me miro. Y sonrío. Me reconozco. Reconozco a esa Rebeca que siempre ha tenido las piernas gorditas y el culo pimpón. Y me sigo mirando. Y ya no recuerdo las caminatas buscando el frescor de la ribera del río con los drenajes enganchados con imperdibles a las medias, ni mis bajadas de tensión (el verano en Rosario es duro) ni las videollamadas a la familia, ni las fotos que mandaban mis amigas en las que faltaba yo, ni cuando necesitaba ayuda para ir al baño o lavarme el pelo.
Soy consciente de que tengo un camino de por vida por delante. Esto no es más que un “reset” a mi organismo, ahora toca seguir cuidándose. Alimentación adecuada, comprensión, drenaje linfático y deporte. Que no es fácil, ni barato, pero es lo que hay.
No debemos olvidar que operarse es una opción más, y yo personalmente creo que hacerlo sin saber un mínimo del lipedema y de todas las pautas que hay que hacer para intentar mantenerlo a raya es un error, puesto que no es una operación de estética donde tienes un post operatorio y chao. Buscar información, hablar con otras chicas que también lo padecen, colaborar con las asociaciones de lipedema… hay muchas opciones para buscar ayuda y conocer nuestra patología.
Hoy es sábado, pero igualmente iré un rato al gym. Y volveré agotada, pero sin la sensación de arrastrar ese peso que antes sentía. Y esta tarde me pondré mis vaqueros nuevos, con unas botas. Primero tengo que hacer cambio de medias, pero ya puedo yo sola J, y ¿sabes qué? ¡que sigue mereciendo la alegría!
Nota/disclaimer:
Hola! Aka Montse, el texto compartido arriba, y el de los demás capítulos es un texto escrito por Rebeca y sin ninguna modificación por mi parte.
Quisiera añadir un par de puntos de opinión personal tras las vivencias que he experimentado en la travesía que llevo con el lipedema, cirugías, ejercicio, alimentación, terapia, etc…
La primera de ellas es que la cirugía no da la alegría, la alegría ha de ser un paso previo y no contar con la expectativa que una cirugía pueda darte, ya que puede ser que los resultados no sean óptimos en lo referente a estética y/o dolor, no hay un 100% ni siquiera un 50% de posibilidades de que puedan quitarte el dolor y la inflamación de por vida, incluso podría generarte otros contras, como perdida de sensibilidad, entre un largo etcétera de experiencias que he tenido la oportunidad de conocer por experiencias de otras chicas. La cirugía del lipedema es una opción para quitarte el exceso de grasa que el lipedema, como enfermedad, ha provocado en tu cuerpo. Con este punto añado que el hecho de cuidarse, no es un “extra” que haya que hacer tras la cirugía. Al igual que un celiaco o un diabético o un intolerante a la lactosa, ha de tener un cambio de vida, de hábitos, etc.. nosotras como afectadas de lipedema, hemos de adaptarnos a un nuevo estilo de vida donde los efectos del lipedema sean mas llevaderos, con compresión, masajes de fisioterapia, una alimentación PERSONALIZADA antiinflamatoria, etc etc… una vez adaptado a ese nuevo estilo de vida, es cuando deberíamos plantearnos o no la cirugía. Ya que la cirugía no debe de ser en ningún caso una esperanza de milagro para cambiar nuestra vida, nuestro cuerpo y la manera en la que vemos nuestra imagen en la sociedad.
Hay muchísimos casos de mujeres con lipedema en estadios avanzados que disfrutan de su cuerpo y se sienten atractivas y con autoestima ante la sociedad.
La cirugía no cura.
Solo tu tienes en tus manos la posibilidad de ser mejor, y por ello, el primer paso que siempre recomendaré es la terapia personalizada para que puedas tener la posibilidad de cambiar el cómo te ves y puedas ser tu quien decida si quiere cambiar eso, y si esta preparada para cualquiera de los cambios, para bien o para mal, que pueda suceder tras esa decisión.
- De igual forma, ten en cuenta que Rebeca se sometió a la cirugía en Octubre de 2021, han pasado unos 5 meses de sus cirugías y la experiencia que cuenta es de pocos meses. El cuerpo tras ser sometido a las cirugías, puede cambiar bastante con el tiempo.
Un abrazo,
Montse.