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La historia real de mis cirugías por lipedema (con amor, miedo, 4 intervenciones, 1 diagnóstico y un cuerpo nuevo)

Mi camino con el lipedema: tratamientos y cirugías que he hecho

Muchas personas me preguntan por mi camino con el lipedema: cuántas cirugías me he hecho, qué tratamientos he seguido, cómo me fue… Y aunque tengo mucho documentado en directos, posts largos y cortos en Instagram, YouTube, aquí en este blog e incluso en historias destacadas, he decidido hacer este post a modo de resumen práctico, para que sea más fácil explicar todo de forma clara y ordenada.

Empecé mi camino de tratamientos y cirugías en 2018, que se dice pronto. Mi primera cirugía fue en febrero de 2019, pero eso os lo contaré un poco más abajo.

👉 Antes de seguir, me gustaría hacer un pequeño disclaimer:
La Montse de entonces no es la misma que la de ahora. Era más joven, han pasado 7 años, tenia 35 años y ahora tengo 42, tenía otras prioridades y otra visión de la vida. Algunas de mis decisiones estaban motivadas por metas que hoy ya no lo son (como la idea de tener hijos, por ejemplo). Mi peso, mi cuerpo, e incluso la información médica y las opciones de tratamiento disponibles en ese momento eran muy distintas a las que existen a día de hoy.

Por eso, si has llegado aquí buscando una respuesta rápida a “¿me recomiendas operarme?”, mi respuesta inicial es NO. Pero no porque no hayan habido circunstancias positivas en el proceso, sino porque la respuesta esta llena de matices, y en este post iré desglosando mi experiencia de forma sincera, para que puedas sacar tus propias conclusiones.


Mi diagnóstico y primeras decisiones

Aunque mi camino con el lipedema comenzó muchos años antes, mi diagnóstico oficial llegó el 7 de junio de 2018. Fue la primera vez que una doctora me miró a los ojos y me dijo, con toda seguridad, que no estaba loca, que lo que me pasaba tenía nombre, y que sí, esa enfermedad existía y que sin ninguna duda, yo padecía lipedema.

Fue en una consulta privada en la Clínica CIMA de Sanitas, y lo curioso es que, con el tiempo, esa misma doctora, Cristina Puigdellivol terminó utilizando algunas de mis ilustraciones en sus presentaciones médicas sobre lipedema, y además he contado con ella para dar charlas dirigidas a mujeres afectadas por lipedema. Fue un círculo que se cerró de forma muy bonita.

Pocos días después, el 20 de junio 2018, fui a visitarme con la Dra. Patricia Montull en Granollers, pero me dijo que mi caso era demasiado avanzado para tratarlo ella directamente. Así que empecé a moverme y me cité con dos médicos muy conocidos entonces:  El 25 de junio de 2018 Dr. Brugos de la Obra y el (7 octubre 2018) Dr. Wells. Ambos tenían formas de trabajar muy diferentes, así que quise ver quién se ajustaba mejor a lo que yo necesitaba.

En un principio decidí operarme con el Dr. Wells.  Pero él subió los precios justo cuando yo planeaba operarme, después de las Navidades, en enero de 2019. Y entonces… cancelé.

Fue ahí cuando descubrí a otras doctoras en Barcelona, y finalmente me operé con ellas en la Clínica Teknon. Me habían recomendado también al Dr. Massia, pero en aquel momento cobraba 70€ por una visita de 15 minutos, en efectivo, y me pareció excesivo. Así que lo descarté.

El 18 de diciembre de 2018 me cité con las dos doctoras que trabajaban juntas, y la intervención se realizó el 5 de febrero de 2019. Era la primera vez en mi vida que me metía en quirófano para algo. El sistema era bastante peculiar: primero tenías ir al hospital por tu cuenta, o antes de la cirugía y pagar todos los gastos médicos por adelantado, y luego, ya en la visita de postoperatorio, abonar directamente los honorarios de las cirujanas. te dan una factura mega desglosada. Un sistema que, por cierto, no he visto con ningún otro cirujano.

Y para rematar, me intentaron cobrar 500€ de más en concepto de anestesista, quirófano, etc. Pero como me sedaron y estuve consciente del tiempo que pasó, tomé nota de cuándo entré y cuándo salí del quirófano, así que no pudieron colármela. A veces me pregunto si es que tengo cara de rica, cuando en realidad lo que tengo es… deuditas. 😅


Segunda cirugía: cuando los resultados no son lo esperado

trataré de explicar de forma esquemática las cirugías que me he hecho, pero esta merece algo más de espacio porque entre la primera y la segunda pasó más tiempo del que habría sido ideal. Y la razón principal es que los resultados no fueron los que yo esperaba.

Después de la primera cirugía

Yo ya sabía lo que era un drenaje linfático manual, porque desde que descubrí la palabra «lipedema» en 2014 fue lo primero que me recomendaron, y lo cierto es que me funcionaba bastante bien. Pero mi edema era muy duro y no estaba tratado en profundidad como debería, así que al parecer fue complicado extraer la grasa en la primera cirugía.

Además, la intervencion duró exactamente tres horas, (de 9:00 a 12:00) y ese tiempo no fue suficiente para que mi grasa, tan compacta por el grado de lipedema que tengo (que era alto, y lo sigue siendo), se reblandeciera lo necesario para una extracción óptima.

Visualmente el cambio fue muy sutil. Sí, había algo menos de volumen, y con las medias de compresión se marcaba un poco más el tobillo. Pero mis medias de tejido plano seguían quedándome igual, y con las botas, calcetines… nada cambiaba. Por más que intentaba convencerme de que había sido un gran avance, la realidad me golpeaba cuando me comparaba con otras chicas en los grupos de WhatsApp.

Lloré mucho, como Alicia en el país de las maravillas, inundando la sala mientras buscaba la llave para alcanzar ese mundo prometido. Me decían que era cosa de la inflamación y que todo bajaría… pero no, algo no cuadraba.

Retomando fuerzas y dudas

Decidí retrasar la segunda cirugía para pensarlo mejor. Mientras tanto, volví a visitar al Dr. Brugos de la Obra, que ahora tenía su propia clínica en Madrid. Hice un viaje relámpago con mi hermana pequeña en mayo de 2019, aprovechando las vacaciones en Cádiz.

Pero al final, la ansiedad que me generaba operarme fuera de Barcelona me hizo decidirme por seguir con las mismas doctoras. Ellas me convencieron para continuar el tratamiento con ellas.

Para ese entonces ya estaba en contacto con Limfacall, había conocido a Reme Ruiz y Nadine Toledo, y me hacía un tratamiento llamado Flowave: consiste en aplicar un gel sobre la piel y utilizar ondas sonoras de baja frecuencia con unos palitos metálicos. Me lo hice el día antes de la cirugía, y gracias a eso, mi grasa estaba más tratada y lograron extraer muchos más litros.

Segunda intervención

La segunda cirugía fue el 4 de octubre de 2019. Me trataron la parte delantera de los muslos y retocaron las pantorrillas.

El problema fue el postoperatorio: salí con una anemia brutal, de la que me costó meses recuperarme. Esto supuso parar mi vida laboral, mi vida personal, todo. El cuerpo simplemente no daba más.

Volví a trabajar el 20 de enero de 2020, pero no estaba ni recuperada del todo, ni contenta con los resultados. Por aquella época hubo un boom de cirujanos hablando de lipedema en redes sociales. Las chicas de los grupos compartían sus avances, sus éxitos, sus decepciones. Y yo, de nuevo, empecé a pensar en hacer una nueva ruta de valoraciones de cara a la siguiente cirugía. No volvería a caer, me prometí. y es que creo que no estaban preparadas para un caso tan avanzado como el mío.

La frustración pesaba: yo pensaba que en un año estaría completamente operada y retomaría mi vida. Pero esa idea cada vez se alejaba más…
Y, bueno… ¿quién iba a imaginarse lo que nos esperaba en 2020? Pues suma y sigue.


Tercera cirugía: señales, decisiones y una operación que marcó la diferencia

Después del segundo intento, y con la frustración a cuestas, empecé una nueva ruta de valoraciones.
Ya no era la misma de antes. Había aprendido, había visto muchos casos y me sentía con más criterio para tomar decisiones.

El 17 de enero fui a conocer al Dr. Carlos Rubí, que operaba entre Mallorca y Barcelona. Tenía consulta en el Hospital Quirón de Barcelona.

El 27 de enero me fui a Valencia a conocer en persona al Dr. Alexo Carballeira. Me gustó que su consulta estuviera tan cerca de la estación que se podía ir andando… lo que me venía genial para volver a Barcelona con menos estrés.

El 28 de febrero me cité con el Dr. Joaquim Muñoz.

Los tres me gustaron. Mucho. Y no fue nada fácil decidir.

Un día, volviendo de Santa Perpètua (donde iba a tratarme con Reme Ruiz y Nadine Toledo), iba conduciendo y le pedí al universo, a quien sea que mueva los hilos de este mundo:
«Mándame una señal, por favor.»

Y justo me despisté de la salida correcta, y tuve que buscar otra entrada hacia la autovía de Barcelona.
De pronto, frente a mí, una rotonda enorme con un cartel que decía: RUBÍ.
Me reí. Dije:
“Vale… señal recibida.”

Y así fue como decidí operarme con el Dr. Carlos Rubí. Les compré un billete a mis padres, y fijamos la fecha para la cirugía para el 28 de marzo. Pero…

El 14 de marzo de 2020 se dio la alerta mundial. Todo lo no esencial se canceló. Incluida mi cirugía con el Dr Rubí.
El doctor venía de Mallorca, así que cancelaron su viaje, y el nuestro también. Nos quedamos encerrados y con las ganas

El 17 de julio de 2020 fue finalmente el gran día. Después de tanto buscar, pensar, esperar y pedir señales al universo, llegó la primera cirugía de la que salí realmente satisfecha. Me operé en el Hospital Sagrat Cor de Barcelona con el Dr. Carlos Rubí, al que finalmente elegí después de visitar varias opciones entre enero y febrero de ese mismo año.
Añadir que me quedé dos noches alió en el hospital  por petición del doctor y que había perdido mucha sangre debido al volumen de grasa y las horas que había estado en quirófano, me pusieron hierro tambien, sin coste extra y me dieron la seguridad de que yo era lo mas importante, y no si tenia que pagar 300€ mas por noche. A el le hice la transferencia completa y estaba todo lo referente a la intervención incluido. (Lo de los medicamentos y la sanidad publica, así como las prendas de compresión, etc, es algo para contar aparte)

Ese día me trataron los muslos por detrás, los glúteos y los flancos. Me pusieron anestesia general combinada con epidural, y la intervención duró más de 5 horas. Me extrajeron mas de 12 litros. Durante la recuperación, seguí con los tratamientos complementarios que tanto ayudan: drenaje linfático manual, Flowave, Manutec, presoterapia, Indiba… y también algo que muchos no valoran como tratamiento, pero que es medicina pura: la playa. 🌊

Una de las cosas más memorables de esta experiencia fue que Nadine Toledo, la fisio que más me estaba acompañado en este camino, estuvo presente durante la operación. No solo estuvo ahí, sino que conversó con Rubí todo el rato, aprendiendo y aportando muchísimo. Al día siguiente, me llamó y me contó todo con lujo de detalles. Aún a día de hoy pendiente grabarla, en podcast, en vídeo, ¡en lo que sea!

Nadine asesoró al doctor durante la cirugía y aprendió muchísimo, conocimientos que después pudo aplicar en sus drenajes postoperatorios, que tipo de compresión usar, mantis, medias, vendajes entre un largo etcétera.

Lo negativo —si es que hay que ponerle una pega— es que estaban tan concentrados y emocionados comentando lo que hacían, que se olvidaron de hacerme fotos en quirófano. Así que durante un tiempo no tenía ni idea del resultado real… hasta que mi cuerpo empezó a revelarlo por sí mismo. También me contaron que tardé bastante en despertar… la mezcla de anestesia general, mi hipotiroidismo y la epidural dejó K.O. a mi cuerpo y Nadine, que se quedó esperando a que abriera los ojos, no se fue del hospital hasta que le dijeran que estaba bien. Le debo toneladas de gratitud por eso y por muchos detalles mas. 💛

El tema de la faja también fue un capítulo aparte. Al operarme los flancos —ese famoso «flotador» que las dietas milagrosas prometen eliminar sin éxito—, la zona estaba bastante fibrosa y dolía un montón. Para prevenir seromas, acabé recurriendo a una faja posparto, que me ayudó muchísimo y que podéis ver en mi perfil de Instagram (pulsa aquí, si quieres cotillear).

Y como os escribo antes, fue la primera cirugía con la que me sentí realmente a gusto. Contentísima. Me notaba un cambio brutal, un antes y un después, las fisios, mis amigos, compañeros de trabajo, fue la primera cirugiaque la gente me decía ¿que te has hecho?.
A día de hoy, esa diferencia se mantiene. Tanto la parte trasera de mis muslos no tiene nada que ver con la delantera ni con las pantorrillas.
Y aun habiendo subido mucho de peso, a día de hoy, no es una zona que acumule y que se inflame como otras zonas intervenidas quirúrgicamente en mi cuerpo.

Me habría encantado que el Dr. Rubí hubiera podido retocar el resto de las piernas, pero era demasiado pronto tras el tiempo transcurrido de las cirugías anteriores. Además, poco después anunció que dejaría de operar en Barcelona… aunque al final no fue así. Y es que la vida da muchas vueltas, ¿verdad? 😉


La cuarta cirugía: Brazos

Para operarme de los brazos, seguí haciendo ruta.

Mis brazos habían crecido una barbaridad progresivamente. A raíz de analizar las fotos desde antes de operarme hasta antes de que me operasen los brazos, había aumentado considerablemente, y mi peso corporal era mas o menos el mismo.
Y es que, algo que no te cuentan de las cirugías es cómo tu cuerpo redistribuye la grasa después de cada intervención. Por eso es tan importante hacer ejercicio de forma constante tras pasar por quirófano. Cosa que, sinceramente, yo no he conseguido mantener como me habría gustado. La exposición en redes sociales me afectó más de lo que quisiera admitir. Había mucha frustración y exigencia, sentía que el tiempo pasaba, que seguía pagando deudas y encima, apenas veía resultados. Que si tratamientos de fisioterapia, dietistas, vitaminas, complementos, eremitas, aceites, las medias de compresión y un sin fin de detalles mas… hacía que económicamente el mes se me terminara antes de la mitad del mes.

En esa etapa me ayudó mucho mi pareja (Carlos) y también los descuentos que nos hacen a las socias de Limfacall aquí en Barcelona, y algunas marcas que me regalaron prendas. Gracias, de corazón.

Bueno, que me enrollo. 😅

El primer contacto lo tuve en IM Clinic con el Dr. Albert Boix. Me recomendó que pidiera cita con el Dr. Rosell, ya que controlaba mas el tema del lipedema y así lo hice, y me cite con el por primera vez el 24 de marzo de 2021. También volví a hablar con Rubí, pero su presupuesto era el doble de lo que me ofrecían en IM Clinic, así que finalmente, por precio y confianza, decidí operarme con el Dr. Rosell, por primera vez.

El 3 de mayo fui intervenida quirúrgicamente en IM Clinic (Sant Cugat) por el Dr. Rosell y su equipo.

Y tengo que decirlo: fue, de lejos, la mejor experiencia hospitalaria que he vivido. Era como estar en un hotel. Mi madre me acompañó toda la noche y la trataron como a una reina. Nos daban de comer a las dos, con menú a escoger. Me entregaron toda la documentación de la medicación como si fuera un manual para dummies, súper claro. Y en cuanto a las curas, aunque no siempre estaba mi doctor, su equipo era tan profesional que todo funcionaba igual de bien. Las primeras semanas tuve que ir varias veces, porque había que cambiar vendas, revisar evolución, etc. El doctor me ofreció quedarme dos noches mas, ya que la cirugía había sido bastante importante y quería verla evolución de las cicatrices las primeras horas de cerca, Asi que alli estaba yo. Lo unico malo, es que con estábamos aun en protocolos de pandemia, no podían haber visitas y para que me viese mi chico, tenia que irse mi madre de la habitación. Pero vaya, que todo fuera eso.

Incluso Carlos (sí, si a estas alturas no sabes quién es, es mi prometido) aprendió a vendar en espiga, porque los manguitos no me servían y que mi cicatriz llegaba hasta abajo de la axila. Y los corpiños de lipoelastic, con la movilidad limitada, eran un infierno para ponérmelos. Les di mucho feedback, y a día de hoy han sacado más variedad de prendas, porque ponerse un corpiño tipo chaleco con movilidad reducida no es tarea fácil. Terminamos abriendo con la tijera uno por la espalda y llevándolo a una costurera para que me lo adaptara, hoy día ya lo venden así, pero en aquel entonces tuve que hacer el apaño.

En aquella época también ayudaron muchísimo y me sentí muy arropada por la comunidad Lippy. Vero con los calzadores (que no había usado nunca en brazos) fue la primera en ayudarme, Nadine con las cicatrices (como siempre, un 10).

Tuve mucha apoyo a mi alrededor: Vero tambien con sus aceites ozonizados, Vanesa con jamón, y un montón de amor que no tengo cómo devolver.

Ya tenía una presencia en redes, y este blog lo habían bautizado como “la biblia del lipedema” (cosa que aún hoy me sigue dejando en shock… pero me hace una ilusión tremenda), para mi fue una experiencia totalmente diferente todo lo acontecido en 2019 a ese ahora en 2021.

En cuanto a los resultados, esta es sin lugar a dudas la mejor cirugía de todas. La que más me cambió la vida, la que cumplió mis expectativas al 1000%. Desde poder ponerme cualquier chaqueta con facilidad, hacerme peinados o hacerme las planchas, fregar sin agotarme… hasta poder llevar a mi sobrino de entonces 6 años dormido en brazos durante más de una hora. Y eso que, cuando era un bebé, ni siquiera aguantaba media hora por el dolor brutal en los brazos.

Pero no todo fue color de rosa.

Algunas zonas de la cicatriz (que iba desde la axila hasta más allá del codo) se abrieron, y tuve que ser intervenida de nuevo, esta vez de forma ambulatoria. Iba a ser el 17 de mayo de 2022 pero un día antes, cuando ya me había quitado las uñas de porcelana, me dijo que, a causa de como salieron mis analíticas en cuestión e mi hipotiroidismo, prefirió cancelarla, ya que podría tardar mucho en despertarme y era un riesgo para mi. Así que finalmente fue el 7 de Junio de 2023 cuando me retocaron las cicatrices. Entré por la mañana y volví a casa por la tarde. Como ya tenía experiencia de la cirugía anterior, esta fue casi un coser y cantar. Aunque los cuidados seguían siendo delicados, nada que ver con la cirugía grande, que incluía no solo la extracción de grasa, sino también el proceso doloroso de recuperación de las cicatrices.


Conclusión

Han pasado más de tres años desde mi última cirugía por lipedema. En diciembre de 2024 tuve que volver a quirófano, pero esta vez por dos miomas que, por suerte, estaban fuera del útero. Crecieron en muy poco tiempo hasta alcanzar unos 20 cm, lo que hacía que mi barriga pareciera la de un embarazo avanzado (mellizos). Tanto fue así que me intervinieron por cesárea.

A esto se suma el hipotiroidismo de hashimoto que padezco y que creo que estoy entrando ya en la perimenopausia con sus respectivos cambios hormonales. Mi cuerpo ha cambiado muchísimo. Ahora la grasa se me acumula en zonas donde nunca antes lo hacía, como la barriga, la espalda, el pecho… lo cual antes jamás me había sucedido.

La piel de mis piernas ya no es como antes. Está como «dada de sí» tiene mas flacidez. Antes de operarme, la tenía firme. Si me ponía una falda o un pantalón corto, parecía que estaba gordita y tenia celulitis pero ahora esta todo caído, como un perrete Sharpei…
Además, esa especie de “copa” en los tobillos, esa marca que solemos tener muchas, ha desaparecido. No sé si fue por como se usaron las canulas en la cirugía, si es debido a la flacidez o simplemente por la evolución de la enfermedad. Pero ahora mi pie se inflama más, y tengo grasa acumulada en los laterales del tobillo, cuando antes comenzaba desde la pantorrilla hacia arriba. Lo mismo me ocurre con las muñecas: ahora me miden más, mis manos están más inflamadas, y es como si alguien hubiera «cortado» la línea que separaba la mano del antebrazo. Cuando levanto la mano hacia arriba se ve de una forma, y cuando la bajo, cambia completamente. Mis dedos son más gruesos, y ya no me entran los mismos anillos ni pulseras. Pero si hablamos de brazos… estoy infinitamente mejor. Y si esa es la consecuencia de todo este proceso, entonces que así sea, es un daño colateral bastante aceptable.

Lo que sí no llevo bien son las pantorrillas, los tobillos y las rodillas, que parecen llevar rodilleras integradas todo el tiempo.
Eso sí, me noto más el músculo recto del muslo, y eso me hace sentir fuerte, y me resulta satisfactorio.
Aunque, en la pierna derecha, en la parte superior, me dejaron una bola de grasa que hace que, cuando llevo pantalones, parezca que tengo algo en el bolsillo… y que además, cuando me viene la regla, es la única zona que me duele de los muslos. Las pantorrillas y esa bolita, me sigue doliendo muchísimo cuando menstrúo.

«En fin, que el cuerpo cambia, y a veces ya no sientes que sea tu cuerpo, ese en el que has vivido toda la vida, al que te habías acostumbrado.»

Hoy en día hay muchos tratamientos disponibles: crioterapia, terapias de frío local, Manutech, radiofrecuencia, y muchos otros tratamientos que ayudan, sin desestabilizar el sistema hormonal, y que pueden hacer que te sientas mejor con tu cuerpo, ese que tu madre te regaló cuando te trajo a este mundo.

Hay mil cosas que probar antes de operarte.

Yo empecé este camino porque quería tener hijos.
Hoy ha pasado tanto tiempo, mi cuerpo ha cambiado tanto, que psicológicamente ya no estoy en el mismo lugar.
Mis decisiones de antes moldearon mi presente, y las tuyas moldearán tu futuro.

Mi consejo es: no te dejes engañar. El lipedema no se cura.
Escucharas y te venderán miles de promesas, ninguna es cierta, solo son hipótesis que podrían ser ciertas o no.
El Lipedema a día de hoy, simplemente se trata, se gestiona, se acompaña… y se aprende a vivir con él.

Como siempre, estoy aquí para ti.
Puedes escribirme por redes o aquí en el blog.
Os quiero. 💜


PD:
Algún día terminaré de escribir el libro Diario Sin filtros sobre toda mi experiencia con el lipedema, desde que era niña…
Pero mientras tanto, espero que disfrutes de este blog, que es como mi casa, mi refugio y mi altavoz.
Y si se te ocurre alguna idea para ese libro futuro, estaré encantadísima de leerte.
¡Gracias por estar al otro lado!

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